H. DE G.. INTERMEDIO
Estaba leyendo mis mensajes y acabo de darme cuenta de que lo de H. de G., no suena muy bien. Si lo leéis tal cual, sería algo así como Hachedeje ... ja ... dejé ... dejevereeeee ... jajaja. Tengo que cambiarlo, no sea que me acusen de plagio las del Aserejé.
A ver si me da tiempo a escribir el siguiente capítulo. Todo depende de que suene o no el teléfono. Es que estoy de Guardia y ... anda!!! ... ahora que pienso ... no os he dicho en lo que trabajo. Pues soy Abogado y hoy me toca Guardia en el Turno de Asistencia al Detenido. Si me llaman, tendré que salir a realizar alguna Asistencia. En caso contrario, destinaré media horita a continuar la historia de mi amigo del alma. ¿ A que le váis cogiendo cariño ?. Es cierto, se hace querer.
Mi mujer no está muy de acuerdo con que, como ella dice, acuda, durante las Asistencias, a " defender a los delincuentes ". Yo sostengo que no se trata de eso. Simplemente estamos presentes en las declaraciones que efectúan, ni más ni menos, velando porque se respeten los derechos al respecto. Una noche se vino conmigo a los Juzgados de la Plaza de Castilla y, mientras yo bajaba a Calabozos, ella se quedó en la Sala de Espera. Resulta que a las 12 de la noche, aproximadamente, todos aquellos detenidos que han prestado ya declaración ante el Juez, y si éste ha resuelto su puesta en libertad, salen a la calle. Y lo hacen pasando justo por delante de esa Sala en la que se encontraba mi mujer. Pues bien, al percatarse de que un montón de " delincuentes " (más de una docena ), salían en libertad, y ante la certeza absoluta de que se pondrían a robar en cuanto estuvieran a más de un metro de la puerta de los Juzgados, formó corrillo con los Policías que allí permanecían y, entre todos, ella incluida claro está, pusieron a caldo a las personas responsables de la situación y demás Instituciones Judicales. O sea, pricipalmente, a los Abogados, que siempre tienen la culpa de todo, como no. Cuando vió que me aproximaba ( con lentitud y cierta precaución, mientras oía sus comentarios ), se despidió de ellos diciéndoles que se tenía que ir, que su marido abogado, había concluido su trabajo. Les aclaró, eso sí, que yo era de los Abogados buenos, no de los malos, esos a los que estaban criticando. Menos mal. Y es que me, por encima de todo, me quiere un montón, jajaja.
Como no me llaman, continuaré mi historia.
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