EL USO DE LOS PASOS DE PEATONES, PUEDE SERVIR PARA REAFIRMAR LA PERSONALIDAD.
""" Un millar de peatones fallece cada año en España, casi a partes iguales entre ciudad y carretera. Una cifra importante, sobre todo porque las imprudencias de los propios peatones son la causa principal de sus accidentes: dos tercios de quienes han sufrido un atropello cometían alguna infracción cuando se produjo el siniestro. Sin embargo, según un estudio del Instituto Mapfre de Seguridad Vial, el peatón se siente atemorizado ante el tráfico. Quince de cada cien muertos al año en accidentes de tráfico en España son peatones. Según datos provisionales de la Dirección General de Tráfico (página web de la DGT), un millar de personas falleció cuando caminaba o cruzaba calles y carreteras. Un número que, en nuestro país, apenas sufre ligeras variaciones cada año y que, en términos absolutos, se divide casi por igual entre zona urbana e interurbana. """.
Lo dice la DGT. Y yo lo confirmo. Además, cada vez con mayor frecuencia, me encuentro con personas que se comportan de una manera muy curiosa, y altamente peligrosa, a la hora de cruzar la calle, utilizando un paso de peatones. Como todos sabemos, los conductores están obligados a detener su vehículo si, al aproximarse a uno de estos pasos, hay personas que están cruzando o se disponen a hacerlo. Hasta aquí todo perfecto.
Es cierto que determinados conductores, si observan a alguien que está a punto de pisarlo, aceleran con el " incomprensible " objetivo de pasar antes que él.
Pero también lo es, que algunos peatones, a los que parece no importar para nada su integridad física, y haciendo gala de una asombrosa y deliberada imprudencia, aceleran el paso cuando se acercan al de peatones, con el igualmente incomprensible objetivo, de hacer frenar al vehículo de turno y ser el primero en pasar. Nada más poner el pié en el primera raya del paso, y sin importarle la reacción del conductor ante tal acción, inicia su paseo, se estira cuanto puede, dirige su mirada al frente, sin importarle lo que pasa a ambos lados de su persona, y continua hasta llegar al otro extremo.
El problema es que algunos de estos " valientes " peatones, no lo consiguen. No parecen importales una serie de factores que pueden influir, de forma negativa, en su feliz retorno a la calzada, y provocar una brusca interrupción de su trayecto. A saber:
.- El conductor puede estar cambiando el CD de música, o intentando sintonizar su emisora preferida. Si está oyendo la retransmisión de un partido de fútbol y su equipo tiene la suerte de marcar gol, sus brazos se habrán elevado hasta tocar el techo y hasta puede haber cerrado los ojos, embargado por tanta emoción.
.- También es posible que su atención haya sido captada por alguna bella señorita o señor, sesún el caso, y, en ese momento, su mente vuele descontrolada, haciendo desaparecer, de golpe y porrazo, sus reflejos ( de cuya calidad tampoco se tiene constancia ni prueba alguna ).
.- Por una triste equivocación, cabe la posibilidad de que dirija su pié al acelerador, en lugar de posarlo en el pedal del freno..- Por otro lado, los frenos no son infalibles, ni muchom menos. Un fallo técnico puede inutilizarlos.
.- El Sr. conductor puede estar aquejado de la " Enfermedad del Sueño " y quedarse frito sin previo aviso. Es improbable, pero el mundo está lleno de casualidad, algunas muy desagradables. ¿ Y si sufre una bajada de tensión repentina y se desmaya al volante ?.
Pero el " tipo " de peatones al que me refiero en este post, no piensa en nada de ésto. Conocedores de la legislación vigente al respecto y sabiendo que la razón está de su parte, asumen, sin pensarlo dos veces, el riesgo que su " alocada " acción conlleva, y consiguen demostrar así su " firme " caracter e " indudable " personalidad.
Por desgracia, la mencionada demostración conlleva, en algunas ocasiones, una pérdida fundamental e irrecuperable, su propia vida. Ni siquiera se molestan en mirar, aunque sólo sea " por si acaso ", y comprobar si, el coche en cuestión, reduce su marcha o, por el contrario, el conductor continua acelerando, ya sea por despiste o imprudencia. Y, por supuesto, las consecuencias son fatales. No le habrán quitado la razón, que indudablemente la tiene, pero habrá perdido algo mucho mas precioso. Su existencia misma.
2 comentarios:
Efectivamente, me matan los peatones que literalmente "se tiran" a la calzada. Incluso hay algunos que hacen un auténtico "quiebro" cuando pasan por delante del paso de cebra, cruzándose en la calzada.
De toda la vida, tengo la costumbre de ponerme delante del paso de cebra, de forma que sea visible para los conductores, y cruzar una vez que me he cerciorado que el coche que se acerca ha parado o reduce ostensiblemente la marcha. Lo demás es de locos.
Eso que haces sería lo más razonable y práctico. Pero, como comentas, hay quíen decide adoptar una actitud más arriesgada con consecuencias nefastas.
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