LOS SABIOS CONSEJOS DE MI QUERIDO GORRINETE.

Me está bien empleado. Dicen que " el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra ". Es rigurosamente cierto.

Como buen amigo que es, durante nuestra larga amistad, Gorrinete ha querido agradecer mis constantes y, todo hay que decirlo, infructuosos intentos, encaminados a ayudarle en su dura lucha diaria, ofreciéndome, en múltiples ocasiones, consejos y recomendaciones varias, hechas todas, me consta, de buena fe, pero inútiles y, lo que es peor, muy peligrosas.

He rechazado casi todos estos consejos, amablemente, y tratando de hacerle comprender que no eran buenos para mí. Para no hacer que su " ego " se resintiera demasiado, siempre en contra de mi voluntad y sabiendo que me arrepentiría de tomar la decisión equivocada, he aceptado alguno de ellos, en contadas y tristes ocasiones. Y las consecuencias de esa errónea decisión, han sido peores de las que imaginé antes de tomarla. Me he enemistado con gente e, incluso, mi vida ha llegado a correr serio peligro en más de una ocasión.

Ejemplos prácticos:

1.- Invierno del año 1.982. Sábado por la noche. Las tres de la mañana. Tras tomar varias copas en un Pub, en compañía de unas amigas, optamos por regresar a nuestros hogares. Gorrinete, por aquél entonces, era propietario de una motocicleta, que se encontraba en un más que deplorable estado de conservación. Me dijo que, como ese día no me había traido yo el coche, me acercaba a casa con su " cacharro ". Algo en mi interior me decía que no sería una buena idea. Pero no podía rechazar su amable ofrecimiento. Monté y dos minutos y medio después, salté por los aires, dando una voltereta completa, y mis huesos fueron a parar al duro asfalto. Se había estrellado contra un vehículo, tan sólo tres minutos después de iniciar la marcha. Terminé en el hospital. Eso sí, el pobre se recorrió todos los de la zona hasta encontrarme. Ya he dicho, y no me importa repetirlo, que es un buen amigo.

Como no quería que pensase que dudaba de su pericia como conductor, que sí dudo, jajaja, volví a montar con él varias veces, asumiendo, con gran coraje y valentía, el grave riesgo al que me enfrentaba. Pasaba a menos de cinco centímetros de los bordillos al tomar las curvas, jajaja. En otra ocasión, con un semáforo en rojo delante y dos filas de coches a ambos lados, se quedó sin frenos. Al darse cuenta, sin perder los nervios, me lo comunicó diciéndome, con inusitada tranquilidad, " Juan, me temo que no tenemos frenos ". Yo, como es natural, sí me altere, y no me quedó más remedio que ir dando manotazos contra los coches, mientras pasábamos, a gran velocidad, entre ellos y desgastar mis zapatos, de nuevo, contra el asfalto. Nos faltó muy poco, jajaja.

2.- Julio de 1.983. Gorrinete y yo, teníamos 6 o 7 amigos comunes. Antes de irme de vacaciones, la relación con ellos estaba algo enrarecida, ya que algunos no entendían bien el curioso sentido del humor de mi amigo ( he de decir que a mí sí me hacen mucha gracia sus ocurrencias ). Le pedí que se controlase y que no los cabreara mucho. Él me respondió: " No te precupes Juan, tranquilo, déjalo todo en mis manos ". Esa frase me intranquilizó en extremo. Cuando regresé, en Septiembre, pude comprobar que no me llamaba ninguno de ellos, jajaja. Llamé yo y les dije que si quedábamos, pero no querían. Y además no me daban razón alguna, sólo excusas tontas. Gorrinete, cuando le llamé, sí que aceptó. Al preguntarle por la extraña situación, hizo un gesto, muy habitual en él, de absoluto desconocimiento. Al insistirle, me explicó que ya no querían vernos a ninguno de los dos. Decía que no sabía el porqué. Yo de verdad que alucinaba en colores, jajaja. Era la inocencia personificada.

Tras valorar la situación y, una vez me puse al corriente de los verdaderos hechos, que no voy a relatar aquí, mediante varias investigaciones personales ( Gorrinete me aclaraba muy poquito ), llegué a la conclusión de que determinadas personas no merecen ser consideradas como amigos. Pero mi amigo Gorrinete sí, siempre ha demostrado serlo y siempre lo será. A pesar de esos peligrosos consejos que me brinda con demasiada frecuencia, jajaja.

Un abrazo, Gorrinete.

Nota: he escrito este post, porque ayer me ofreció otro de esos consejos, que acepté, de nuevo en contra de mi voluntad, con funestos resultados que ya explicaré, pues merecen ser objeto de estudio en un próximo Post.