EL GPS : UN ASESINO EN POTENCIA.
La noticia, además de sorprendente y trágica, resulta cuando menos inquietante.
Un buen montón de conductores, entre los que me incluyo, utilizan el GPS a la hora de salir de viaje, o incluso en su deambular diario, para así ser avisados de los posibles radares que siempre pueden darnos algún que otro disgusto si no vamos con cuidado. Y más ahora, puesto que la terrible situación de la economía, ha llevado a nuestro audaz Gobierno a emprender una frenética y desenfrenada carrera, en lo que se refiere a los distintos sistemas recaudatorios que tiene a su alcance. Y las multas de tráfico, se han convertido en uno más.
A lo que voy. Un par de señores senegaleses, que volvían, en un vehículo propiedad de uno de ellos, este sábado pasado, de una feria celebrada en la localidad de Cabeza de Buey ( Badajoz ), guiados por su revolucionario GPS, fueron a parar, con coche y todo, al Pantano de La Serena, situado en esa misma provincia, junto al pueblo de Capilla.
La mala suerte, y la violencia con la que debió producirse el siniestro, ha hecho que el conductor falleciera, y que el copiloto resultase herido, con varios traumatismos de los que, al parecer, y afortunadamente, se recuperará en breve.
Este lamentable suceso, hace que que quizá sea muy conveniente replantearse, muy seriamente, la necesidad de actualizar regularmente los mapas del dispositivo en cuestión. En caso contrario, el GPS podría convertirse en una peligros bomba de relojería.
De todas formas, y aunque nuestro GPS insista, como de hecho muchas veces hace, en llevarnos por tal o cual dirección, no siempre hay que seguir sus instrucciones al pié de la letra. Vamos, digo yo.
Si la vocecita nos dice que sigamos en línea recta durante tres kilómetros, pero vemos que han construido, a mitad de camino, un consistente muro de tres metros de alto, deberíamos hacer caso omiso a la agradable, al menos en mi caso, señorita que nos indica, muy amablemente, que sigamos adelante. A la mía, la llamo Lola, y no para de recalcular recorridos, debido precisamente a las diferencias de opinión que ambos tenemos a la hora de llegar antes a muchos sitios.No será la primera vez que me dice que a 300 metros tuerza a la derecha, y me encuentre con que, en esa derecha que cuenta, no hay ni carretera, ni camino, ni nada de nada.
Y si enfrente, nos encontramos con un señor pantano, pues lo mejor que podemos hacer es frenar y dar la vuelta. Se ponga Lola como se ponga.
Para ser sincero, no me acaba de cuadrar toda esta historia. Vale que era de noche. De acuerdo que todos podemos cometer una imprudencia, o sufrir un despiste momentáneo. Pero es que lo del pantano me parece demasiado fuerte.
Esa carretera sin iluminación, vieja o no, cortada o no, terminará en ese pantano. La inmersión no ha podido ser igual a la que se produciría si se cayera al mismo desde un desfiladero. Imagino que llegará un momento en el que dicha vía se irá introduciendo en el pantano, después, claro está, de pasar por encima de piedras, arena o algo por el estilo, y que la profundidad de éste se irá incrementando progresivamente, según se vaya avanzando hacia su interior. Además, también es de imaginar que, aunque careciese por completo de iluminación, siempre servirían para algo las luces del coche. ¿¿¿ O también las llevaban apagados ???.
Cuentan que el fallecido no logró alcanzar la orilla, aunque por lo visto, sí pudo salir del vehículo. Y digo yo, ¿¿¿ Tan lejos estaba esa orilla ???. O iban a a doscientos kilómetros por hora, y se plantaron, de golpe y porrazo, en la mitad del pantano, o de verdad que no lo entiendo en absoluto.
Un buen montón de conductores, entre los que me incluyo, utilizan el GPS a la hora de salir de viaje, o incluso en su deambular diario, para así ser avisados de los posibles radares que siempre pueden darnos algún que otro disgusto si no vamos con cuidado. Y más ahora, puesto que la terrible situación de la economía, ha llevado a nuestro audaz Gobierno a emprender una frenética y desenfrenada carrera, en lo que se refiere a los distintos sistemas recaudatorios que tiene a su alcance. Y las multas de tráfico, se han convertido en uno más.
A lo que voy. Un par de señores senegaleses, que volvían, en un vehículo propiedad de uno de ellos, este sábado pasado, de una feria celebrada en la localidad de Cabeza de Buey ( Badajoz ), guiados por su revolucionario GPS, fueron a parar, con coche y todo, al Pantano de La Serena, situado en esa misma provincia, junto al pueblo de Capilla.
La mala suerte, y la violencia con la que debió producirse el siniestro, ha hecho que el conductor falleciera, y que el copiloto resultase herido, con varios traumatismos de los que, al parecer, y afortunadamente, se recuperará en breve.
Este lamentable suceso, hace que que quizá sea muy conveniente replantearse, muy seriamente, la necesidad de actualizar regularmente los mapas del dispositivo en cuestión. En caso contrario, el GPS podría convertirse en una peligros bomba de relojería.
De todas formas, y aunque nuestro GPS insista, como de hecho muchas veces hace, en llevarnos por tal o cual dirección, no siempre hay que seguir sus instrucciones al pié de la letra. Vamos, digo yo.
Si la vocecita nos dice que sigamos en línea recta durante tres kilómetros, pero vemos que han construido, a mitad de camino, un consistente muro de tres metros de alto, deberíamos hacer caso omiso a la agradable, al menos en mi caso, señorita que nos indica, muy amablemente, que sigamos adelante. A la mía, la llamo Lola, y no para de recalcular recorridos, debido precisamente a las diferencias de opinión que ambos tenemos a la hora de llegar antes a muchos sitios.
Y si enfrente, nos encontramos con un señor pantano, pues lo mejor que podemos hacer es frenar y dar la vuelta. Se ponga Lola como se ponga.
Para ser sincero, no me acaba de cuadrar toda esta historia. Vale que era de noche. De acuerdo que todos podemos cometer una imprudencia, o sufrir un despiste momentáneo. Pero es que lo del pantano me parece demasiado fuerte.
Esa carretera sin iluminación, vieja o no, cortada o no, terminará en ese pantano. La inmersión no ha podido ser igual a la que se produciría si se cayera al mismo desde un desfiladero. Imagino que llegará un momento en el que dicha vía se irá introduciendo en el pantano, después, claro está, de pasar por encima de piedras, arena o algo por el estilo, y que la profundidad de éste se irá incrementando progresivamente, según se vaya avanzando hacia su interior. Además, también es de imaginar que, aunque careciese por completo de iluminación, siempre servirían para algo las luces del coche. ¿¿¿ O también las llevaban apagados ???.
Cuentan que el fallecido no logró alcanzar la orilla, aunque por lo visto, sí pudo salir del vehículo. Y digo yo, ¿¿¿ Tan lejos estaba esa orilla ???. O iban a a doscientos kilómetros por hora, y se plantaron, de golpe y porrazo, en la mitad del pantano, o de verdad que no lo entiendo en absoluto.
Cabe otra posibilidad. Al ver que el suelo se cubría de agua, quizá pensasen que se trataba de un charco grande y hermoso, decidiendo seguir las indicaciones del GPS y pasar en un pis pas.
El que sí debió permanecer, tras el amerizaje, en el interior del vehículo, es el GPS asesino. Seguro que seguía lanzando mensajes del tipo:
“”” Recalculando el recorrido. Cuando toquemos fondo, sigua recto durante cien metros, y en la primera rotonda, allí, donde las carpas, tome la tercera salida en dirección a la orilla lo antes posible “””.
En serio. Debe haber alguna otra explicación para lo ocurrido. Lo del GPS no me lo termino de creer. Me parece absolutamente increíble.
Nota: hace ya un par de años, si no recuerdo mal, realicé en este mismo Blog, una comparativa con las ventajas e inconvenientes que tenían estos dichosos cacharritos, respecto al GPS de toda la vida, es decir, nuestra amable pareja. Ésa que casi siempre ocupa el asiento del copiloto, y que, mapa en mano, siempre resulta una guía de inestimable ayuda en nuestros viajes. Mucho mejor que Lola, ¡¡¡ dónde va a parar !!!. Aquí os dejo el enlace por si os apetece leerlo.
http://lestat-missionimpossible.blogspot.com/2007/03/navegador-gps-es-realmente-necesario.html
El que sí debió permanecer, tras el amerizaje, en el interior del vehículo, es el GPS asesino. Seguro que seguía lanzando mensajes del tipo:
“”” Recalculando el recorrido. Cuando toquemos fondo, sigua recto durante cien metros, y en la primera rotonda, allí, donde las carpas, tome la tercera salida en dirección a la orilla lo antes posible “””.
En serio. Debe haber alguna otra explicación para lo ocurrido. Lo del GPS no me lo termino de creer. Me parece absolutamente increíble.
Nota: hace ya un par de años, si no recuerdo mal, realicé en este mismo Blog, una comparativa con las ventajas e inconvenientes que tenían estos dichosos cacharritos, respecto al GPS de toda la vida, es decir, nuestra amable pareja. Ésa que casi siempre ocupa el asiento del copiloto, y que, mapa en mano, siempre resulta una guía de inestimable ayuda en nuestros viajes. Mucho mejor que Lola, ¡¡¡ dónde va a parar !!!. Aquí os dejo el enlace por si os apetece leerlo.
http://lestat-missionimpossible.blogspot.com/2007/03/navegador-gps-es-realmente-necesario.html
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