1.987 : HERBERT VON KARAJAN Y SU CONCIERTO DE AÑO NUEVO EN VIENA.
Aunque ya ha pasado más de un mes desde la celebración de las últimas Navidades, acabo de tener ocasión, hace unos días, de disfrutar, en DVD, con el Concierto que, como cada año, tiene lugar en Viena ( Austria, precioso país al que espero volver algún día ), ése que precisamente recibe el nombre de “ Concierto de Año Nuevo “.
Ahora, disponiendo de estas nuevas tecnologías que todos tenemos a nuestro alcance, ya no es necesario levantarte temprano ( una de las cosillas que peor llevo y procuro evitar siempre que puedo), el día de Año Nuevo, sin haber dormido apenas, para grabar, como hacía yo año tras año, en video, este hermosísimo espectáculo. Es cierto que se podía dejar programado el grabador de VHS, pero casi siempre lo interrumpían con anuncios, y a mí no me hacía gracia alguna verme obligado, cada vez que repetía su visionado, a pasar, con el avance rápido, los dichosos, y muy molestos, mensajes publicitarios ( y así con todas las pelis que grababa. Si no me encontraba en casa, le encargaba el trabajo a mi querida mamá y lo hacía de mil amores, primero porque yo era, y seguro que aún soy, su “hijo único “ favorito, y, segundo, porque a ella también le encantaba verlo ).
En esta ocasión, estaba dirigido por George Prêtre. Como siempre, una verdadera maravilla. El sonido, año tras año, mejora, rozando ya la perfección. Es, casi, pero sólo casi, como asisitr en directo a esa actuación que, si Dios quiere, y la economía lo permite ( que no sé yo, tal y como se están poniendo el panorama ), algún año tendré ocasión de acudir en persona. Sabiendo lo que disfruto con él en la televisión, puedo hacerme un ligera idea de lo que representará, para mí, vivir allí esas casi dos horas que dura la mencionada actuación.
Muchos, y muy célebres, han sido los directores que han dirigido la espléndida Orquesta Filarmónica de Viena, durante los 71 años en que ha tenido lugar este evento inigualable. El repertorio musical, salvo algunas variaciones puntuales, permanece inalterable: obras de Johann Strauss ( padre ), Johann Strauss ( hijo ), Josef y Eduard Strauss ( todo queda en familia ). Si no recuerdo mal, en el año 2.006, estando la batuta en manos de Marin Jansons, se interpretó, por primera vez, una obra de Mozart, la Obertura de “ Las Bodas de Fígaro “. Valses, Polkas, y, por supuesto, tras el bellísimo Vals del Danubio Azul, esa magnífica e imperecedera obra, “ La Marcha de Radetzky “.
Lorin Maazel, Claudio Abbado, Zubin Mehta, Ricardo Muti, Nicolaus Harnoncourt, Daniel Bareboim, ...., todos y cada uno de ellos geniales, y unos auténticos y consumados maestros en la dirección de orquestas.
Pero hay uno que, al menos en mi opinión, les supera. Soy consciente de mi falta de cualificación profesional, a la hora de valorar a estos auténticos genios de la música. Pero tengo mis razones para considerar al gran Herbert Von Karajan, como el que, insisto, a mi juicio, mejor ha dirigido esta famosa Orquesta Filarmónica de Viena.
Mi abuelo materno, Manuel, de profesión pintor ( de viviendas y obras, no de cuadros ), era un gran aficionado al cine, a la literatura ( aún conservo su extensa colección de libros, la mayoría editados entre 1.930 y 1.960 ) y, sobre todo, a la música clásica. No poseía discos, tampoco cintas de música. Se limitaba a escuchar, siempre que le era posible, Radio Nacional de España, emisora que se dedicaba, íntegramente, a emitir piezas musicales clásicas..
Fue el primero que me habló de Sir Arthur Conan Doyle ( logrando, de paso, que me leyera todas y cada una de las novelas de Sherlock Holmes. Aún las tengo en mi librería, y las habré leído al menos dos veces cada una ). También me hablaba, y veíamos juntos, de aquellas películas clásicas de terror, las de la Universal y, por supuesto, las de la Hammer. De la gran interpretación que Christopher Lee hacía del Conde Drácula y del Doctor Van Helsing, su acérrimo enemigo, interpretado por ese gran Peter Cushing. Eso sí, no pronunciaba esos nombres, ni ningún otro que fuese extranjero, en inglés. Los leía tal y como se escribían, que no penséis que es nada fácil ( y si no me creéis, probad a hacerlo ). Pero los conocía a todos.
Ahora, disponiendo de estas nuevas tecnologías que todos tenemos a nuestro alcance, ya no es necesario levantarte temprano ( una de las cosillas que peor llevo y procuro evitar siempre que puedo), el día de Año Nuevo, sin haber dormido apenas, para grabar, como hacía yo año tras año, en video, este hermosísimo espectáculo. Es cierto que se podía dejar programado el grabador de VHS, pero casi siempre lo interrumpían con anuncios, y a mí no me hacía gracia alguna verme obligado, cada vez que repetía su visionado, a pasar, con el avance rápido, los dichosos, y muy molestos, mensajes publicitarios ( y así con todas las pelis que grababa. Si no me encontraba en casa, le encargaba el trabajo a mi querida mamá y lo hacía de mil amores, primero porque yo era, y seguro que aún soy, su “hijo único “ favorito, y, segundo, porque a ella también le encantaba verlo ).
En esta ocasión, estaba dirigido por George Prêtre. Como siempre, una verdadera maravilla. El sonido, año tras año, mejora, rozando ya la perfección. Es, casi, pero sólo casi, como asisitr en directo a esa actuación que, si Dios quiere, y la economía lo permite ( que no sé yo, tal y como se están poniendo el panorama ), algún año tendré ocasión de acudir en persona. Sabiendo lo que disfruto con él en la televisión, puedo hacerme un ligera idea de lo que representará, para mí, vivir allí esas casi dos horas que dura la mencionada actuación.
Muchos, y muy célebres, han sido los directores que han dirigido la espléndida Orquesta Filarmónica de Viena, durante los 71 años en que ha tenido lugar este evento inigualable. El repertorio musical, salvo algunas variaciones puntuales, permanece inalterable: obras de Johann Strauss ( padre ), Johann Strauss ( hijo ), Josef y Eduard Strauss ( todo queda en familia ). Si no recuerdo mal, en el año 2.006, estando la batuta en manos de Marin Jansons, se interpretó, por primera vez, una obra de Mozart, la Obertura de “ Las Bodas de Fígaro “. Valses, Polkas, y, por supuesto, tras el bellísimo Vals del Danubio Azul, esa magnífica e imperecedera obra, “ La Marcha de Radetzky “.
Lorin Maazel, Claudio Abbado, Zubin Mehta, Ricardo Muti, Nicolaus Harnoncourt, Daniel Bareboim, ...., todos y cada uno de ellos geniales, y unos auténticos y consumados maestros en la dirección de orquestas.
Pero hay uno que, al menos en mi opinión, les supera. Soy consciente de mi falta de cualificación profesional, a la hora de valorar a estos auténticos genios de la música. Pero tengo mis razones para considerar al gran Herbert Von Karajan, como el que, insisto, a mi juicio, mejor ha dirigido esta famosa Orquesta Filarmónica de Viena.
Mi abuelo materno, Manuel, de profesión pintor ( de viviendas y obras, no de cuadros ), era un gran aficionado al cine, a la literatura ( aún conservo su extensa colección de libros, la mayoría editados entre 1.930 y 1.960 ) y, sobre todo, a la música clásica. No poseía discos, tampoco cintas de música. Se limitaba a escuchar, siempre que le era posible, Radio Nacional de España, emisora que se dedicaba, íntegramente, a emitir piezas musicales clásicas..
Fue el primero que me habló de Sir Arthur Conan Doyle ( logrando, de paso, que me leyera todas y cada una de las novelas de Sherlock Holmes. Aún las tengo en mi librería, y las habré leído al menos dos veces cada una ). También me hablaba, y veíamos juntos, de aquellas películas clásicas de terror, las de la Universal y, por supuesto, las de la Hammer. De la gran interpretación que Christopher Lee hacía del Conde Drácula y del Doctor Van Helsing, su acérrimo enemigo, interpretado por ese gran Peter Cushing. Eso sí, no pronunciaba esos nombres, ni ningún otro que fuese extranjero, en inglés. Los leía tal y como se escribían, que no penséis que es nada fácil ( y si no me creéis, probad a hacerlo ). Pero los conocía a todos.
Muchos ya sabéis lo mucho, pero mucho, mucho, que me gusta la música. Por lo tanto, no es de extrañar que, cuando oigo dos o tres notas de una canción ( o veo cinco segundos de una película ), siempre y cuando sea de la década de los 80 hacia atrás, logre, con un porcentaje muy alto de aciertos, reconocerla y saber quién es su intérprete. Pues bien, a mi abuelo le pasaba algo similar, pero en lo que a música clásica se refiere. En innumerables ocasiones, estábamos escuchando alguna obra por la radio y la habíamos pillado ya empezada. Pues bien, antes de que el locutor, tras finalizar su ejecución, la identificara, mi querido abuelito soltaba algo parecido a " éste es el Primer Movimiento de la Sonata para flauta y piano, Opus 94, de Sergei Prokofieff ". Al principio me creía que era una broma, pero resulta que el locutor de turno, al realizar la mencionada identificación, coincidía plenamente con la previamente realizada por mi " lelo ".
Al ver que no me disgustaba en absoluto oír música clásica mientras estaba en su casa, comenzó a hablarme de sus autores e intérpretes. Nunca se me olvidará. Un día, le dije, tras escucharla en su aparato de radio, que me había encantado una obra en particular, la Quinta Sinfonía de Ludwig Van Beethoven.
No se lo pensó dos veces. Yo tendría no más de 12 años. Al cabo de dos o tres días, al volver a su casa, me había comprado sus nueve famosas Sinfonías. Eran cintas de cassette, del prestigioso sello discográfico Deutsche Grammophon. El director de orquesta en todas ellas, y como ya habréis supuesto, era Herbert Von Karajan. Luego, con el paso del tiempo, estas grabaciones en concreto, han sido considerdas por los expertos, como unas auténtica joyas musicales.
Mientras tuve la suerte de tenerle a mi lado, pasé horas y más horas, charlando con él de estos temas. Casi siempre oyendo esa música que tanto nos gustaba. Pero, como me ocurrió con mis padres, se me fue demasiado pronto. ¡¡¡ Cuánto hubiera disfrutado presenciando sus queridos conciertos y películas, en los formatos y con la calidad actual !!!. Más incluso que yo mismo. Querido abuelo Manuel ( “ lelo “, como te llamaba cariñosamente ), desde aquí te mando un abrazo y un beso muy fuerte. Nunca podré olvidarte. Y lo dejo ya, que enseguida me pongo melancólico, y para eso está mi otro Blog.
Pero ya que me he puesto, decir que ( me ha venido a la memoria mientras escribía ), mi primer vinilo fue uno de Elvis Presley ( Jailhause Rock ), y el primer musícassette, de pop, una excelente recopilación de éxitos de los Beatles ( ambos, regalos de mis padres ). Creo que me los regalaron ese mismo año. La verdad es que mi colección ha aumentado bastante desde entonces ( todas estas antiguas grabaciones, las volví a adquirir cuando salió el formato del CD, aunque la gran mayoría, siguen aún en mi poder ).
Pues bien, desde ese día, y aunque ya hubiese escuchado otras versiones de determinadas obras musicales, siempre buscaba las de Karajan. Su perfección, a la hora de interpretar y dirigir, era absoluta. Sólo hay que mirarle a la cara, en cualquiera de sus múltiples conciertos editados en video, para darse cuenta de lo que puede llegar a ser, plena y verdaderamente, vivir la música, saborearla y degustar desde el primer compás, hasta la última nota de cada partitura.
Como ejemplo, y aunque hay muchas otras soberbias interpretaciones, os dejo aquí el video que recoge un fragmento del Concierto de Año Nuevo que Karajan dirigió en el año 1.987, en el que, como broche de oro, y tras “ El Bello Danubio Azul “, interpreta la conocida “ Marcha de Radetzky “. Mirad a los virtuosos maestros que se ocupan de cada uno de los instrumentos allí presentes. Contemplad sus caras y cómo disfrutan, incluso más que el público, de su interpretación.
Pero, sobre todo, mirad a Karajan. Sus ojos, su expresión, y, por encima de todo, sus brazos, las manos, incluso sus dedos. En determinados momentos, es como si pudiera, que estoy seguro de que así es, abrazar la música físicamente. Moldearla a su antojo. Acariciar las notas con las yemas de sus dedos. Dar forma y volumen a la melodía, como si de vulgar plastilina se tratase. Si queréis ser testigos de lo que os cuento, además de contemplarle, en acción, en este video, os recomiendo, muy encarecidamente, que le veáis cuando ejecuta otras piezas más lentas y delicadas ( de esta forma, sabréis a lo que me refiero con lo de “ sus dedos “ ). No os arrepentiréis, os lo puedo asegurar. Es una auténtica gozada.
Al ver que no me disgustaba en absoluto oír música clásica mientras estaba en su casa, comenzó a hablarme de sus autores e intérpretes. Nunca se me olvidará. Un día, le dije, tras escucharla en su aparato de radio, que me había encantado una obra en particular, la Quinta Sinfonía de Ludwig Van Beethoven.
No se lo pensó dos veces. Yo tendría no más de 12 años. Al cabo de dos o tres días, al volver a su casa, me había comprado sus nueve famosas Sinfonías. Eran cintas de cassette, del prestigioso sello discográfico Deutsche Grammophon. El director de orquesta en todas ellas, y como ya habréis supuesto, era Herbert Von Karajan. Luego, con el paso del tiempo, estas grabaciones en concreto, han sido considerdas por los expertos, como unas auténtica joyas musicales.
Mientras tuve la suerte de tenerle a mi lado, pasé horas y más horas, charlando con él de estos temas. Casi siempre oyendo esa música que tanto nos gustaba. Pero, como me ocurrió con mis padres, se me fue demasiado pronto. ¡¡¡ Cuánto hubiera disfrutado presenciando sus queridos conciertos y películas, en los formatos y con la calidad actual !!!. Más incluso que yo mismo. Querido abuelo Manuel ( “ lelo “, como te llamaba cariñosamente ), desde aquí te mando un abrazo y un beso muy fuerte. Nunca podré olvidarte. Y lo dejo ya, que enseguida me pongo melancólico, y para eso está mi otro Blog.
Pero ya que me he puesto, decir que ( me ha venido a la memoria mientras escribía ), mi primer vinilo fue uno de Elvis Presley ( Jailhause Rock ), y el primer musícassette, de pop, una excelente recopilación de éxitos de los Beatles ( ambos, regalos de mis padres ). Creo que me los regalaron ese mismo año. La verdad es que mi colección ha aumentado bastante desde entonces ( todas estas antiguas grabaciones, las volví a adquirir cuando salió el formato del CD, aunque la gran mayoría, siguen aún en mi poder ).
Pues bien, desde ese día, y aunque ya hubiese escuchado otras versiones de determinadas obras musicales, siempre buscaba las de Karajan. Su perfección, a la hora de interpretar y dirigir, era absoluta. Sólo hay que mirarle a la cara, en cualquiera de sus múltiples conciertos editados en video, para darse cuenta de lo que puede llegar a ser, plena y verdaderamente, vivir la música, saborearla y degustar desde el primer compás, hasta la última nota de cada partitura.
Como ejemplo, y aunque hay muchas otras soberbias interpretaciones, os dejo aquí el video que recoge un fragmento del Concierto de Año Nuevo que Karajan dirigió en el año 1.987, en el que, como broche de oro, y tras “ El Bello Danubio Azul “, interpreta la conocida “ Marcha de Radetzky “. Mirad a los virtuosos maestros que se ocupan de cada uno de los instrumentos allí presentes. Contemplad sus caras y cómo disfrutan, incluso más que el público, de su interpretación.
Pero, sobre todo, mirad a Karajan. Sus ojos, su expresión, y, por encima de todo, sus brazos, las manos, incluso sus dedos. En determinados momentos, es como si pudiera, que estoy seguro de que así es, abrazar la música físicamente. Moldearla a su antojo. Acariciar las notas con las yemas de sus dedos. Dar forma y volumen a la melodía, como si de vulgar plastilina se tratase. Si queréis ser testigos de lo que os cuento, además de contemplarle, en acción, en este video, os recomiendo, muy encarecidamente, que le veáis cuando ejecuta otras piezas más lentas y delicadas ( de esta forma, sabréis a lo que me refiero con lo de “ sus dedos “ ). No os arrepentiréis, os lo puedo asegurar. Es una auténtica gozada.
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