HA FINALIZADO EL AÑO ACADÉMICO : HOY ES EL DÍA DE LAS CARAS LARGAS.

Hoy, millones de alumnos en toda España ( Colegios e Institutos ), han recibido, por escrito, los resultados obtenidos tras finalizar el año, que guardan una relación directa, y muy estrecha, con el mayor o menor esfuerzo que hayan dedicado a sus estudios.

Hoy, y por desgracia, muchos padres se encontrarán con una buena sorpresa. Mala más bien. Lo que no termino de entender, es la razón de tal “ sorpresa “. Si es así, y las pésimas notas de sus hijos, les sorprenden, sólo puede querer decir una cosa : han pasado completamente de sus retoños durante todo el año.

Yo ya sabía, aproximadamente, cuáles serían los resultados que obtendrían mis hijos. Sabía que mi hija, Sandra, traería unas notas que sólo puedo calificar de fabulosas ( matrículas, sobresalientes y dos 8 ). No me ha extrañado en absoluto. Se las merece sobradamente, por su tesón y trabajo diario.

También esperaba que mi hijo, Iván, que, dicho sea de paso, es un poco más vaguete, a pesar de su tremenda memoria, que es la que hace que se confíe y estudie menos de lo adecuado, traería, notables, y algún que otro bien. Tampoco me ha pillado por sorpresa. Y debo decir que los resultados también son bastante buenos.

Los padres que no están dispuestos a sacrificar su tiempo libre en beneficio de sus hijos, que no les prestan la atención necesaria, que son capaces de seguir saliendo por ahí, semana tras semana, aunque ello suponga restarles tiempo para dedicar a repasar sus lecciones y a hacer sus deberes, que permiten que salgan a la calle a diario, incluso en temporada lectiva y en época de exámenes, los que no saben lo que es sentarse al lado de su hijo para ayudarle, resolver sus dudas, repasar los temas escolares, ..., ésos son los únicos que se llevan esas desagradables sorpresas. Hasta dudo que lleguen a sentarse con ellos, para simplemente jugar o ver una película. Mucho mejor, y más práctico, que se vayan a la calle, que se pongan a jugar con la consola o vean ellos lo que se les antoje en su habitación, sin el menor control, ¿ a que sí ?.

Pero claro, es la postura más sencilla, la más cómoda. No son conscientes de que con su afán, por otro lado comprensible, de diversión y asueto, están perjudicando a sus hijos hasta límites insospechados. Como acabo de decir, incluso llegan a quitarles tiempo que dedicar a sus obligadas labores escolares, puesto que no les dejan parar en casa.

Mis hijos, que precisamente tontos no son, ..., cabezones sí, pero tontos no, se dan cuenta de todo esto que estoy contando y no sería la primera vez que conversáramos al respecto sobre este tema. Ambos estudian al lado de ventanas desde las que se ve la calle. Ven, a diario, cómo, mientras ellos estudian, un montón de chicos y chicas, pasean y juegan alegremente en la calle. Y ésos críos, también tienen exámenes. Podrían pedirnos hacer lo mismo que ellos. Al fin y al cabo siguen siendo niños, aunque muchos se empeñen en dar a sus hijos, además de empecinarse en querer considerarles más amigos que hijos ( ya hablé al respecto en un post anterior ), responsabilidades de personas adultas, cuando no lo son. Pero por suerte, y aunque pudiera parecer lo contrario a algunos, son lo suficientemente maduros, al menos en ese aspecto, para darse cuenta de que están haciendo lo correcto.

Muchos chic@s basan su supuesta, aunque muy artificial, madurez en, a pesar de su corta edad, en salir solos a la calle, con dinero en el bolsillo, en tener incluso novia o novio, y parece que les vaya la vida en ello ( que no entiendo yo tanta prisa cuando se tienen 13 o 14 años, no lo considero normal ni conveniente ), en hacer los que les viene en gana, sin contar para nada con sus padres, ... .Se equivocan, pero es completamente normal, son sólo chicos aún. Lo que no es normal, es que sus padres, en teoría adultos, lo consientan. No sabéis lo que me alegro de que los míos no quieran demostrar la madurez así.

Pues bien, esos padres hoy, se limitan a echarse las manos a la cabeza, y a pasar el día con caras largas y preocupadas.

Incluso algunos, arremeterán, hasta de forma violenta en algunos casos, contra los injustos y malévolos profesores de sus hijos, culpándoles de su fracaso. Y el fracaso no es de ellos. Tampoco lo es de los niños. El fracaso es de los padres. Pero ni se les pasa por la cabeza que pueda ser así.

Hoy estarán más o menos amargados. Pero no durará mucho esa pesadumbre, Mañana todo volverá a la normalidad. Seguirán con su vida como si tal cosa. Si el niño tiene que repetir que repita (salvo que puedan evitarlo mediante alguna más que dudosa estrategia, o haciéndoles estudiar en determinados centros escolares, más permisivos en ese aspecto, y haberlos los hay, ya hablaré de ello en otro post , aunque algunos realicen prácticas y trucos ilegales a la hora de aprobar a los alumnos y conseguir que sigan pasando de curso, a pesar de no estar preparados en absoluto ), pero ellos seguirán con sus salidas, viajes y demás. Y los niños, ¿ cómo no ?, continuarán sufriendo las tremendas consecuencias de tanta inconsciencia.

A mí también me gustaría salir más de lo lo hago. Y os puedo asegurar que no me faltan sitios a los que ir, en los que me lo pasaría fenomenal, ni gente con la que disfrutar de esos ratos libres. Muchos fines de semana la haría. Pero no puedo. Al menos, mientras dura el año académico. Mis hijos tienen que estudiar. Hoy por hoy, ésa es mi máxima prioridad. Nos seguiremos sacrificando. Os puedo asegurar que la alegría que luego te llevas al ver esos estupendos resultados, no tiene precio.

Quizá algún día, no pueda decir lo mismo que ahora. Quizá mis hijos pierdan fuelle, y no siempre mantengan este nivel. Si es así, me emplearé a fondo para resolver el problema. Pero mientras tanto, seguiré igual. Ya habrá tiempo para salir. Para eso se inventaron las vacaciones.

No es más que otro síntoma de la terrible situación que está atravesando España y su maltrecha y decadente Sociedad. No es sólo el aspecto económico de esta crisis el que debe preocuparnos. Otros ( como éste y el de la corrupción generalizada ), son mucho más preocupantes y difíciles de solucionar.