UNAS VOCES, DE ORIGEN DESCONOCIDO, ORDENARON A UN HOMICIDA, VESTIDO COMO UN NINJA, ASESTAR VARIAS PUÑALADAS Y ASESINAR A SU EX PAREJA.
Desde hace ya un montón de años, unos 30 aproximadamente, tengo la costumbre de leer a diario el periódico. Sobre las dos o dos y media de la tarde, un ratito antes de comer, echo un vistazo a esas barbaridades, mentiras, corruptelas y demás desagradables situaciones que, sobre todo durante los últimos años, acontecen en el mundo y, más concretamente, en España. Tengo que pensar, muy seriamente, en cambiar el horario para su lectura. Éste, desde luego, no me sienta nada bien.
De verdad que hay ocasiones en que se me revuelve el estómago, y me pongo de una mala leche impresionante. Y no ya por la maldita crisis y las espeluznantes mentiras que, sin el menor pudor, nos sueltan nuestros políticos, amparándose en la absoluta impunidad de la que parecen gozar, y con una cara realmente impresionante.
En esta ocasión, como sucediera en otros asuntos a los que ya he hecho mención en el Blog, se trata de un asesinato. Claro está que la defensa del homicida, no quiere que se considere como uno cometido “ a sangre fría “, sino más bien, como un acto que realizó el acusado, de forma prácticamente involuntaria, en un más que dudoso, al menos en mi opinión, estado de absoluta enajenación mental.
Los hechos tuvieron lugar el año 2.007 en Madrid, en el Paseo de Extremadura. Un individuo, al parecer en tratamiento psquiátrico, mantenía una relación sentimental con una chica, de nombre Itziar, quien, también según cuenta el periódico, acudía al mismo Centro que el primero, para recibir asistencia de este tipo.
Comenzaron a salir, intimaron, pero a los pocos meses, Itziar le dejó y comenzó a salir con otro chico.
El tal Jorge, S.F., comenzó entonces a llamarla diariamente, varias veces en el mismo día, incluso a altas horas de la madrugada, para presionarla y, presuntamente, también amenazarla.
Por fin, y al ver que nada conseguía por las buenas, ni corto ni perezoso, se fue a una tienda, compró un traje de ninja, se metió dentro de él, se puso un pasamontañas, y, armado con un cuchillo de cocina de 11 centímetros de longitud, esperó a Itziar en la puerta de su casa. Cuando salió, la asestó varias puñaladas en el pecho, y la mató. Dice que él sólo quería darle algo que los demás no le habían sabido dar. Y lo consiguió, ¡¡¡ vaya que si lo hizo !!!.
Cuenta, porque realmente de un cuento parece tratarse, que unas voces misteriosas no le dejaban vivir, y que le ordenaron, con inusitada insistencia, que la matase. No sabe, como es lógico, de dónde prevenían, pero, según su relato, eran muy claras y precisas en cuanto a al objetivo que le encargaban cumplir.
“ ¡¡¡ Mátala, Mátala !!! “, ..., ése era el truculento y violento mensaje que, en resumen, las voces se empeñaban en enviarle. Que, por cierto, y según su declaración, si bien parece que su intención, la de las voces, era que Jorge cometiese tal brutalidad, en ningún momento, le dijeron el nombre de la víctima.
Ese nombre, por lo visto, fue decidido, de forma completamente voluntaria, por el presunto enajenado mental y, para su desgracia, fue el de la desafortunada Itziar.
Parece ser que varios testigos y el agente que le detuvo, oyeron como Jorge decía “ no me va a pasar nada. Creerán que estoy loco “. Loco no sé, pero tonto, lo que se dice tonto, no parece que sea.
Pues yo no te creo Jorge. No te creo en absoluto. Y aunque fuese cierto y de verdad hubieses oído tales voces, nunca podremos estar seguros, ni yo ni el resto de la ciudadanía, de que, en algún momento futuro de tu vida, no las vuelvas a oír. Y tampoco de que, como ya has demostrado sobradamente, te resulte imposible oponerte a sus terroríficas órdenes o designios.
Y, por lo tanto, deberías dejar de esgrimir, tú y también tu abogado, excusas de todo tipo, y comprender que no puedes permanecer en la calle. Debes ir a prisión. Por supuesto, deberás someterte al correspondiente tratamiento psiquiátrico, puesto que hay que estar mal, pero que muy mal, para ser capaz de causar ese daño a otro ser humano, sea quien sea.
Además, nada te dijeron las voces de vestirte de ninja, ni de la forma en que debías asesinar a tu inocente víctima, ni del número de cuchilladas que debías asestarla, ni de la tienda en la que previamente te uniformaste para la ocasión. Todos esos detallitos sin importancia, los pensaste y llevaste a cabo tú solito, sin ayuda alguna, ni de voces, ni de nadie.
Cabe la posibilidad de que malinterpretaras u oyeras mal esas voces. Quizá, como estás tan enajenado, no las escuchaste del todo bien. A lo mejor no decían “ La tienes que matar “. Pudiera ser que fuese esto otro : “ Te tienen que encerrar “. ¿ Puede ser, no ?.
Tú, según has declarado, decidiste, por tu cuenta y riesgo, dejar de tomar la medicación que te habían prescrito, puesto que, según tu relato de los hechos, alteraba las relaciones sexuales que mantenías con Itziar, y te impedía consumar el acto sexual con tu entonces novia. Para eso, no te hizo falta voz alguna, ¿ a que no, señor enajenado ?. Para darte cuenta de esa circunstancia, andaste bien listo.
También has declarado que, en más de una ocasión, engañaste a los médicos del Centro Sanitario en el que recibías asistencia, de forma que te dieran la baja o te la prolongaran. Y eso no es de estar enajenado precisamente. Es más bien propio de un carota consumado y sin excrúpulo alguno, capaz de hacer cualquier cosa con tal de salirse con la suya.
Tú, sin que nadie te ayudara a marcar el teléfono, la llamabas a todas horas y la presionabas y amenazabas. Has acabado con una vida humana, y, al mismo tiempo, destrozado la de sus padres y demás familiares.
Si oyes voces o no, ése es tu problema. Habrá especialistas que te podrán ayudar, no lo niego, pero deberán hacerlo mientras permaneces convenientemente encerrado en un lugar apropiado, de forma que estés a salvo de esas peligrosas voces y, lo más importante, en el que te sea absolutamente imposible cumplir sus diabólicas y tenebrosas órdenes. Allí, si te apetece, y lo tuyo es oír voces a todas horas, podrás disfrutar de las de tus carceleros, médicos, compañeros de fatigas, y, además, y al objeto de seguir oyendo más voces, contarás con la posibilidad de escuchar otras muchas en la radio que, a buen seguro, serán menos peligrosas para la salud de tus congéneres. Siempre y cuando no escuches la de Federico Jiménez Losantos o, ésta en la televisión, la de la tremebunda Belén Esteban. En cualquiera de esos dos supuestos, no sé yo que sería peor.
Dejémonos de pamplinas, derechos y libertades, y pongámonos en el lugar de esos desconsolados padres, o de los de Marta del Castillo, o de los de tantas y tantas otras víctimas inocentes. Hay muchas cosas terribles en la vida. Yo he pasado por el penoso y terrible trance que supuso la injusta y prematura muerte de mis queridos padres. Pero, eso sí, ambos fallecieron a consecuencia de una enfermedad.
En este caso, la enfermedad tiene nombre, apellidos, rostro, cuerpo, dirección y hasta un traje de ninja. Se llama Jorge S.F.. Y debería ser condenado como se merece.
España está en crisis, es cierto. Pero la que realmente me preocupa, no es precisamente la económica ( aunque sí que sea realmente preocupante, y aún lo será más en los próximos meses ). La que debería preocuparnos es la auténtica y aún más temible crisis por la que está atravesando nuestra Sociedad. La pérdida de valores, la omnipresente falta de educación que preside nuestra conducta, las reiteradas faltas de respeto que intercambiamos regularmente con nuestros semejantes, la violencia que parece poseernos, la maldita envidia que tantos sufren y padecen a todos los niveles, el maltrecho estado de nuestra Justicia, la irresponsabilidad de muchos padres a la hora de educar a sus hijos, la chulería y prepotencia de la que hacen gala muchos individuos que parecen empeñados en aparentar ser superiores a los demás. Y no son. No lo son en absoluto.
Es una verdadera lástima, pero debo reconocer que no hemos sabido interpretar bien el concepto de “ libertad “. Lo hemos entendido, pero a nuestra manera. Y estamos muy equivocados. Las consecuencias serán fatales. Llevan años siéndolo.
Si no me creéis, leed el periódico cada día. Sólo habla de violencia, ya sea verbal, escrita o, en el peor de los casos, armada. Y así no vamos a llegar a nada bueno. Más bien todo lo contrario.
De verdad que hay ocasiones en que se me revuelve el estómago, y me pongo de una mala leche impresionante. Y no ya por la maldita crisis y las espeluznantes mentiras que, sin el menor pudor, nos sueltan nuestros políticos, amparándose en la absoluta impunidad de la que parecen gozar, y con una cara realmente impresionante.
En esta ocasión, como sucediera en otros asuntos a los que ya he hecho mención en el Blog, se trata de un asesinato. Claro está que la defensa del homicida, no quiere que se considere como uno cometido “ a sangre fría “, sino más bien, como un acto que realizó el acusado, de forma prácticamente involuntaria, en un más que dudoso, al menos en mi opinión, estado de absoluta enajenación mental.
Los hechos tuvieron lugar el año 2.007 en Madrid, en el Paseo de Extremadura. Un individuo, al parecer en tratamiento psquiátrico, mantenía una relación sentimental con una chica, de nombre Itziar, quien, también según cuenta el periódico, acudía al mismo Centro que el primero, para recibir asistencia de este tipo.
Comenzaron a salir, intimaron, pero a los pocos meses, Itziar le dejó y comenzó a salir con otro chico.
El tal Jorge, S.F., comenzó entonces a llamarla diariamente, varias veces en el mismo día, incluso a altas horas de la madrugada, para presionarla y, presuntamente, también amenazarla.
Por fin, y al ver que nada conseguía por las buenas, ni corto ni perezoso, se fue a una tienda, compró un traje de ninja, se metió dentro de él, se puso un pasamontañas, y, armado con un cuchillo de cocina de 11 centímetros de longitud, esperó a Itziar en la puerta de su casa. Cuando salió, la asestó varias puñaladas en el pecho, y la mató. Dice que él sólo quería darle algo que los demás no le habían sabido dar. Y lo consiguió, ¡¡¡ vaya que si lo hizo !!!.
Cuenta, porque realmente de un cuento parece tratarse, que unas voces misteriosas no le dejaban vivir, y que le ordenaron, con inusitada insistencia, que la matase. No sabe, como es lógico, de dónde prevenían, pero, según su relato, eran muy claras y precisas en cuanto a al objetivo que le encargaban cumplir.
“ ¡¡¡ Mátala, Mátala !!! “, ..., ése era el truculento y violento mensaje que, en resumen, las voces se empeñaban en enviarle. Que, por cierto, y según su declaración, si bien parece que su intención, la de las voces, era que Jorge cometiese tal brutalidad, en ningún momento, le dijeron el nombre de la víctima.
Ese nombre, por lo visto, fue decidido, de forma completamente voluntaria, por el presunto enajenado mental y, para su desgracia, fue el de la desafortunada Itziar.
Parece ser que varios testigos y el agente que le detuvo, oyeron como Jorge decía “ no me va a pasar nada. Creerán que estoy loco “. Loco no sé, pero tonto, lo que se dice tonto, no parece que sea.
Pues yo no te creo Jorge. No te creo en absoluto. Y aunque fuese cierto y de verdad hubieses oído tales voces, nunca podremos estar seguros, ni yo ni el resto de la ciudadanía, de que, en algún momento futuro de tu vida, no las vuelvas a oír. Y tampoco de que, como ya has demostrado sobradamente, te resulte imposible oponerte a sus terroríficas órdenes o designios.
Y, por lo tanto, deberías dejar de esgrimir, tú y también tu abogado, excusas de todo tipo, y comprender que no puedes permanecer en la calle. Debes ir a prisión. Por supuesto, deberás someterte al correspondiente tratamiento psiquiátrico, puesto que hay que estar mal, pero que muy mal, para ser capaz de causar ese daño a otro ser humano, sea quien sea.
Además, nada te dijeron las voces de vestirte de ninja, ni de la forma en que debías asesinar a tu inocente víctima, ni del número de cuchilladas que debías asestarla, ni de la tienda en la que previamente te uniformaste para la ocasión. Todos esos detallitos sin importancia, los pensaste y llevaste a cabo tú solito, sin ayuda alguna, ni de voces, ni de nadie.
Cabe la posibilidad de que malinterpretaras u oyeras mal esas voces. Quizá, como estás tan enajenado, no las escuchaste del todo bien. A lo mejor no decían “ La tienes que matar “. Pudiera ser que fuese esto otro : “ Te tienen que encerrar “. ¿ Puede ser, no ?.
Tú, según has declarado, decidiste, por tu cuenta y riesgo, dejar de tomar la medicación que te habían prescrito, puesto que, según tu relato de los hechos, alteraba las relaciones sexuales que mantenías con Itziar, y te impedía consumar el acto sexual con tu entonces novia. Para eso, no te hizo falta voz alguna, ¿ a que no, señor enajenado ?. Para darte cuenta de esa circunstancia, andaste bien listo.
También has declarado que, en más de una ocasión, engañaste a los médicos del Centro Sanitario en el que recibías asistencia, de forma que te dieran la baja o te la prolongaran. Y eso no es de estar enajenado precisamente. Es más bien propio de un carota consumado y sin excrúpulo alguno, capaz de hacer cualquier cosa con tal de salirse con la suya.
Tú, sin que nadie te ayudara a marcar el teléfono, la llamabas a todas horas y la presionabas y amenazabas. Has acabado con una vida humana, y, al mismo tiempo, destrozado la de sus padres y demás familiares.
Si oyes voces o no, ése es tu problema. Habrá especialistas que te podrán ayudar, no lo niego, pero deberán hacerlo mientras permaneces convenientemente encerrado en un lugar apropiado, de forma que estés a salvo de esas peligrosas voces y, lo más importante, en el que te sea absolutamente imposible cumplir sus diabólicas y tenebrosas órdenes. Allí, si te apetece, y lo tuyo es oír voces a todas horas, podrás disfrutar de las de tus carceleros, médicos, compañeros de fatigas, y, además, y al objeto de seguir oyendo más voces, contarás con la posibilidad de escuchar otras muchas en la radio que, a buen seguro, serán menos peligrosas para la salud de tus congéneres. Siempre y cuando no escuches la de Federico Jiménez Losantos o, ésta en la televisión, la de la tremebunda Belén Esteban. En cualquiera de esos dos supuestos, no sé yo que sería peor.
Dejémonos de pamplinas, derechos y libertades, y pongámonos en el lugar de esos desconsolados padres, o de los de Marta del Castillo, o de los de tantas y tantas otras víctimas inocentes. Hay muchas cosas terribles en la vida. Yo he pasado por el penoso y terrible trance que supuso la injusta y prematura muerte de mis queridos padres. Pero, eso sí, ambos fallecieron a consecuencia de una enfermedad.
En este caso, la enfermedad tiene nombre, apellidos, rostro, cuerpo, dirección y hasta un traje de ninja. Se llama Jorge S.F.. Y debería ser condenado como se merece.
España está en crisis, es cierto. Pero la que realmente me preocupa, no es precisamente la económica ( aunque sí que sea realmente preocupante, y aún lo será más en los próximos meses ). La que debería preocuparnos es la auténtica y aún más temible crisis por la que está atravesando nuestra Sociedad. La pérdida de valores, la omnipresente falta de educación que preside nuestra conducta, las reiteradas faltas de respeto que intercambiamos regularmente con nuestros semejantes, la violencia que parece poseernos, la maldita envidia que tantos sufren y padecen a todos los niveles, el maltrecho estado de nuestra Justicia, la irresponsabilidad de muchos padres a la hora de educar a sus hijos, la chulería y prepotencia de la que hacen gala muchos individuos que parecen empeñados en aparentar ser superiores a los demás. Y no son. No lo son en absoluto.
Es una verdadera lástima, pero debo reconocer que no hemos sabido interpretar bien el concepto de “ libertad “. Lo hemos entendido, pero a nuestra manera. Y estamos muy equivocados. Las consecuencias serán fatales. Llevan años siéndolo.
Si no me creéis, leed el periódico cada día. Sólo habla de violencia, ya sea verbal, escrita o, en el peor de los casos, armada. Y así no vamos a llegar a nada bueno. Más bien todo lo contrario.
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