UN PROFESOR ES DENUNCIADO, Y JUZGADO, POR VEJAR Y MALTRATAR A SU ALUMNA.
Ha sucedido en Alicante. Pero, lamentablemente, situaciones como la comentada, se suceden, diariamente, a lo largo y ancho de la geografía española.
Al parecer, el “ injusto “ y “ malvado “ profesor, al objeto de corregir las reiteradas desobediencias por parte de una de sus alumnas, quién, supuestamente, acudía regularmente a clase sin los deberes hechos, decidió ponerla de cara a la pared y que, como castigo, escribiese más de 100 veces la frase “ debo hacer lo que me manden “.
Pues bien. El padre de la menor, ni corto ni perezoso, y sin pensárselo dos veces, puso el caso en manos de un abogado, que es el que le ha representado en el juicio celebrado. El fiscal ha pedido la absolución para el profesor, pero el letrado solicita que se le condene por una falta de vejaciones y otra de maltrato. Sólo falta la sentencia.
La de vejaciones ( aunque el abogado mantiene, según la versión del padre, que yo no me creo en absoluto, que la niña vomitó y que el profesor la obligó a recogerlo antes de proseguir con el castigo ), supongo que se referirá a la orden de copiar la frase mencionada más de 100 veces. ¿¿¿ A quién se le ocurre ???. Obligar a un menor a realizar tan ímprobo trabajo y a escribir tal cantidad de vocablos en tan corto período de tiempo, debería estar penado mucho más severamente. Incluso con la privación de libertad para el “ diabólico “ profesor, que ha sido capaz de maquinar y, lo que es peor, ejecutar ese castigo tan cruel y maquiavélico.
La de maltrato está también clara. Como si de un Campo de Concentración se tratase, y sin piedad alguna, ha hecho que la rebelde e insumisa alumna, permaneciese mirando hacia la pared, encima de pié y durante al menos una hora, utilizando, es de suponer, para ello, medios de coacción brutales y absolutamente desproporcionados.
Pero por favor, ¿ en qué mundo vivimos ?. En vez de enmendar los errores que nos han llevado a la situación educativa y social que padecemos actualmente, los estamos agravando con actitudes como la presente.
Con todos mis respetos hacia la menor y, por supuesto, hacia su progenitor, debo decir que este profesor, se ha limitado a imponer un castigo, que, en mi opinión, no es nada abusivo ni desproporcionado. A su hija no le va a pasar nada por escribir una frasecita cien veces, ni por pasarse una hora frente a la pared.
Cada día, y hablo de días lectivos, contemplo a decenas de adolescentes, que, también delante, y detrás, de paredes, pasan tres o cuatro horas, con sus móviles en la mano, fumando y “ pelando la pava “ ( y no tendrán más de trece o catorce años ). O sea que mucho no se va a resentir su anatomía y tampoco pienso que se le deformen los huesos.
Muchos, más de los que serían deseables, consideran y tratan a sus hijitos como si fueran figuritas de porcelana o cristal. ¡¡¡ Que a nadie se le ocurra rectificar su intachable conducta !!!. Todo lo que hacen está bien. Sus hijos nunca se equivocan. Y, por descontado, deben tener todo lo que poseen sus compañeros, amigos o conocidos, no vaya a ser que se sientan acomplejados y entren en depresión ( el resultado : hacen de ellos auténticos consumidores compulsivos y unos envidiosos y consentidos de cuidado. Además de insoportables y maleducados, claro está ).
Se exceden, con mucho, en su, por otro lado, natural tendencia a proteger a sus retoños. Y lo único que logran, es que los profesores acaben desmotivándose y, ante amenazas, cada vez más reales, peligrosas y frecuentes, por parte de padres bastante “ asilvestrados “, que llegan a hacer peligrar su integridad física, renuncien a la labor pedagógica que desarrollan con esos menores que, por desgracia, tienen padres tan violentos y super protectores. ¿¿¿ Que usted dice que su niño es un pequeño sabio y que no se me ocurra volver a castigarle o regañarle cuando no cumpla con sus obligaciones o me falte al respeto???, ……., pues nada, nada, no se preocupe, estaba completamente equivocado, tiene razón, he juzgado mal a su pequeño. Y con las mismas, y antes de recibir un guantazo, o algo peor, el profesor se desentiende de su educación y le aprueba sin más. O eso, o termina con la cara rota.
¿¿¿ Esto es lo que pretenden esos equivocados, irresponsables e INCONSCIENTES padres ???.
Lo que van a conseguir, y lo tendrán bien merecido, es que sus hijos se conviertan en unos auténticos cafres, que pasen de los libros, que, en un plazo muy breve de tiempo, sus pequeñines abandonen sus estudios, que se enfrenten al profesor descaradamente y le provoquen ( saben que su amantísimo padre les defenderá, con los puños si es necesario, en el supuesto de recibir un castigo ). Y eso como poco. En el peor de los casos, se encontrarán en casa, de la noche a la mañana, con serios aspirantes a delincuentes. A poco que se descuiden.
Así va España. Es una verdadera pena. Nuestros hijos no se merecen lo que estamos haciendo por y con ellos. No se lo merecen en absoluto. El premio, por llamarlo de algún modo, no se hará esperar.
Al parecer, el “ injusto “ y “ malvado “ profesor, al objeto de corregir las reiteradas desobediencias por parte de una de sus alumnas, quién, supuestamente, acudía regularmente a clase sin los deberes hechos, decidió ponerla de cara a la pared y que, como castigo, escribiese más de 100 veces la frase “ debo hacer lo que me manden “.
Pues bien. El padre de la menor, ni corto ni perezoso, y sin pensárselo dos veces, puso el caso en manos de un abogado, que es el que le ha representado en el juicio celebrado. El fiscal ha pedido la absolución para el profesor, pero el letrado solicita que se le condene por una falta de vejaciones y otra de maltrato. Sólo falta la sentencia.
La de vejaciones ( aunque el abogado mantiene, según la versión del padre, que yo no me creo en absoluto, que la niña vomitó y que el profesor la obligó a recogerlo antes de proseguir con el castigo ), supongo que se referirá a la orden de copiar la frase mencionada más de 100 veces. ¿¿¿ A quién se le ocurre ???. Obligar a un menor a realizar tan ímprobo trabajo y a escribir tal cantidad de vocablos en tan corto período de tiempo, debería estar penado mucho más severamente. Incluso con la privación de libertad para el “ diabólico “ profesor, que ha sido capaz de maquinar y, lo que es peor, ejecutar ese castigo tan cruel y maquiavélico.
La de maltrato está también clara. Como si de un Campo de Concentración se tratase, y sin piedad alguna, ha hecho que la rebelde e insumisa alumna, permaneciese mirando hacia la pared, encima de pié y durante al menos una hora, utilizando, es de suponer, para ello, medios de coacción brutales y absolutamente desproporcionados.
Pero por favor, ¿ en qué mundo vivimos ?. En vez de enmendar los errores que nos han llevado a la situación educativa y social que padecemos actualmente, los estamos agravando con actitudes como la presente.
Con todos mis respetos hacia la menor y, por supuesto, hacia su progenitor, debo decir que este profesor, se ha limitado a imponer un castigo, que, en mi opinión, no es nada abusivo ni desproporcionado. A su hija no le va a pasar nada por escribir una frasecita cien veces, ni por pasarse una hora frente a la pared.
Cada día, y hablo de días lectivos, contemplo a decenas de adolescentes, que, también delante, y detrás, de paredes, pasan tres o cuatro horas, con sus móviles en la mano, fumando y “ pelando la pava “ ( y no tendrán más de trece o catorce años ). O sea que mucho no se va a resentir su anatomía y tampoco pienso que se le deformen los huesos.
Muchos, más de los que serían deseables, consideran y tratan a sus hijitos como si fueran figuritas de porcelana o cristal. ¡¡¡ Que a nadie se le ocurra rectificar su intachable conducta !!!. Todo lo que hacen está bien. Sus hijos nunca se equivocan. Y, por descontado, deben tener todo lo que poseen sus compañeros, amigos o conocidos, no vaya a ser que se sientan acomplejados y entren en depresión ( el resultado : hacen de ellos auténticos consumidores compulsivos y unos envidiosos y consentidos de cuidado. Además de insoportables y maleducados, claro está ).
Se exceden, con mucho, en su, por otro lado, natural tendencia a proteger a sus retoños. Y lo único que logran, es que los profesores acaben desmotivándose y, ante amenazas, cada vez más reales, peligrosas y frecuentes, por parte de padres bastante “ asilvestrados “, que llegan a hacer peligrar su integridad física, renuncien a la labor pedagógica que desarrollan con esos menores que, por desgracia, tienen padres tan violentos y super protectores. ¿¿¿ Que usted dice que su niño es un pequeño sabio y que no se me ocurra volver a castigarle o regañarle cuando no cumpla con sus obligaciones o me falte al respeto???, ……., pues nada, nada, no se preocupe, estaba completamente equivocado, tiene razón, he juzgado mal a su pequeño. Y con las mismas, y antes de recibir un guantazo, o algo peor, el profesor se desentiende de su educación y le aprueba sin más. O eso, o termina con la cara rota.
¿¿¿ Esto es lo que pretenden esos equivocados, irresponsables e INCONSCIENTES padres ???.
Lo que van a conseguir, y lo tendrán bien merecido, es que sus hijos se conviertan en unos auténticos cafres, que pasen de los libros, que, en un plazo muy breve de tiempo, sus pequeñines abandonen sus estudios, que se enfrenten al profesor descaradamente y le provoquen ( saben que su amantísimo padre les defenderá, con los puños si es necesario, en el supuesto de recibir un castigo ). Y eso como poco. En el peor de los casos, se encontrarán en casa, de la noche a la mañana, con serios aspirantes a delincuentes. A poco que se descuiden.
Así va España. Es una verdadera pena. Nuestros hijos no se merecen lo que estamos haciendo por y con ellos. No se lo merecen en absoluto. El premio, por llamarlo de algún modo, no se hará esperar.
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