SOBRE LOS CRUCIFIJOS EN LAS AULAS Y LOS BELENES EN LAS CASAS.
Al parecer, la polémica sobre la conveniencia o no de mantener en nuestros Colegios e Institutos, esos crucifijos que siempre han colgado de sus paredes, no ha hecho más que empezar. Cada día que pasa, nos encontramos con nuevas noticias al respecto que, lejos de solucionar el tema, lo hacen cada vez más conflictivo. Y de verdad que no lo logro entender.
Ahora, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, ha ordenado retirar los crucifijos que hay en un Colegio de Valladolid, el Colegio Público Macías Picavea, de las aulas en las que estudien alumnos cuyos padres así lo hayan solicitado. Entiendo que la opinión del resto de padres no se va a tener en cuenta. Una medida muy ecuánime, sí señor.
En su Sentencia, el Tribunal recuerda que, y cito literalmente, “”” la presencia de cualesquiera símbolos religiosos ( y también ideológicos y políticos ) puede hacer sentir a los alumnos, que son educados en un ambiente escolar caracterizado por una religión en particular ... y esta circunstancia es emocionalmente perturbadora para el libre desarrollo de su personalidad y contraria al derecho de los padres “””.
Como cualquier decisión de un Tribunal, y aunque no la comparta en modo alguno, me parece respetable. Pero, al mismo tiempo, la considero absolutamente inverosímil, inoportuna, politizada, sectaria, injusta, trasnochada, farisea, antidemocrática, fascista y absolutamente desproporcionada.
Pido a cualquier persona que lea el presente post, que reflexione un ratito. Seguro que conoce casos de familias voluntariamente ateas ( están en su derecho ), y, aunque no en todos los casos, claramente en contra de que se mantengan esos crucifijos, que, por cierto, a nadie hacen daño por mucho que se empeñen, de forma más bien obsesiva, en hacer que así lo parezca, en las paredes de nuestros Colegios e Institutos.
Hasta es probable que hayamos tenido acceso a sus viviendas particulares. Y, en ese caso, habréis tenido ocasión de comprobar cómo al llegar estas fechas navideñas, esas misma familias han procedido a adornarlas con toda clase de motivos propios de la Navidad, incluidos, dicho sea de paso, preciosos Belenes con sus Reyes Magos, Portal, Estrella, San José, la Virgen, el Niño, y todos los correspondientes animalitos, plantas e incluso accidentes del terreno en el que se asientan.
Y digo yo, ..., si tanto les molesta que sus hijos puedan sentirse perturbados ante la visión de un simple crucifijo que, en la mayoría de los casos, ni siquiera tiene la figura de Jesucristo clavada en él, ¿¿¿ no deberían sentirse realmente preocupados ante el terrible trauma y devastador efecto que, en sus pequeños, puede provocar ver, a diario, y durante casi 20 días, al Niño Jesús, a su Padre en la tierra, San José, y a su madre, la Virgen María ???.
Voy un poquito más allá. Bien está que coloquen los diversos adornos característicos de estas Fiestas. Unas bombillitas y arbolitos, ningún daño causarán y, sin embargo, pueden quedar realmente bien en la casa.
Pero, por favor, sean ustedes un poquito más consecuentes ( me refiero a esas personas tan radicales y anticrucifijos, evidentemente ). Si ustedes no creen, no ya en la Iglesia, sino en Dios mismo, ..., ¿ qué sentido tiene la reconstrucción, es sus propias hogares, con todo lujo de detalles, del lugar y momento de la venida al mundo del hijo de ese Dios que, siempre según su respetable opinión, no existe ???. ¿¿¿ Por qué participan ustedes de esta, también en su opinión, auténtica farsa y/o pantomima ???.
Sería lo mismo que si yo, que no soy mahometano, al menos por el momento, me dedicase a solicitar la retirada de las Mezquitas y, sin embargo, llenase mi casa de la simbología propia de esa religión, por supuesto tan respetable como cualquier otra o, llegado el momento, participase activamente de las costumbres y formas que esos señores tienen a la hora de celebrar sus también respetables Fiestas religiosas.
O sea, que la Cruz hace daño a nuestros hijos, pero un Belén en nuestra propia vivienda no. El crucifijo en cuestión puede perturbarles, pero llevarles a, por ejemplo, la Cabalgata de esos Reyes Magos que, según la tradición cristiana, hace ya muchos años, se acercaron a Belén para ofrecer sus presentes al Niño Jesús, no hará que pierdan su estabilidad emocional y hasta el reparador sueño por las noches, ¿ a que no ?. Todo lo contrario, seguro que vuelven encantados.
También está claro que, aunque no creamos ni seamos cristianos, emplearemos ese día de Reyes, para colmar a nuestros queridos hijos de regalos. Quizá no permitamos que hagan la Primera Comunión, no sea que los estigmaticemos de por vida. Pero los regalitos de los Reyes Magos, ésos que no falten. ¿ Por qué compartir unas celebraciones cristianas y otras no ?. Ambas tiene connotaciones claramente religiosas. Pero claro, unas parece que nos convienen y las otras no.
Debemos ser más razonables y no buscar enfrentamientos en donde no los debe haber. La Cruz es mucho más que un símbolo religioso. Tiene muchísimos más, y muy variados, significados e interpretaciones ( el equilibro, la paz, ... ), y ninguno de ellos puede llegar a representar peligro alguno para nuestros hijos. Más bien al contrario.
Si fueran fusiles o bazokas los que adornaran las paredes de nuestros centros de estudio, estaría de acuerdo. Pero el hecho de tener delante un crucifijo, ni perturba ni puede molestar a nadie. A nadie medianamente razonable y consecuente. Me gustaría llegar a tener delante a algún niño que, por iniciativa propia, le haya ido a su padre con el cuento de que le está " sacando de sus casillas " el crucifijo que tiene delante, en su clase. Dudo que se haya producido tal situación. Lo dudo mucho. Serán más bien los padres, ésos que no tienen que soportar la dura prueba diaria que debe suponer para ellos el hecho de contemplar una cruz en la pared, los que se sientan agraviados. Seguro que así es. Pero claro, es más fácil utilizar a los menores como excusa a la hora de conseguir nuestro injusto objetivo.
Nuestros hijos tienen, por desgracia, a su alcance, un buen montón de cosas que sí pueden resultar, para ellos, infinitamente más perturbadoras y ciertamente contraproducentes para el desarrollo de su personalidad. Y muchas de ellas, se las proporcionamos nosotros mismos, sus padres, sin pensárnoslo dos veces. Otras las tienen en la calle, ésa en la que pasan más horas de las que debieran y además, en muchos casos, sin control alguno. Eso sí es realmente peligroso y preocupante. El crucifijo no. En absoluto.
Ahora, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, ha ordenado retirar los crucifijos que hay en un Colegio de Valladolid, el Colegio Público Macías Picavea, de las aulas en las que estudien alumnos cuyos padres así lo hayan solicitado. Entiendo que la opinión del resto de padres no se va a tener en cuenta. Una medida muy ecuánime, sí señor.
En su Sentencia, el Tribunal recuerda que, y cito literalmente, “”” la presencia de cualesquiera símbolos religiosos ( y también ideológicos y políticos ) puede hacer sentir a los alumnos, que son educados en un ambiente escolar caracterizado por una religión en particular ... y esta circunstancia es emocionalmente perturbadora para el libre desarrollo de su personalidad y contraria al derecho de los padres “””.
Como cualquier decisión de un Tribunal, y aunque no la comparta en modo alguno, me parece respetable. Pero, al mismo tiempo, la considero absolutamente inverosímil, inoportuna, politizada, sectaria, injusta, trasnochada, farisea, antidemocrática, fascista y absolutamente desproporcionada.
Pido a cualquier persona que lea el presente post, que reflexione un ratito. Seguro que conoce casos de familias voluntariamente ateas ( están en su derecho ), y, aunque no en todos los casos, claramente en contra de que se mantengan esos crucifijos, que, por cierto, a nadie hacen daño por mucho que se empeñen, de forma más bien obsesiva, en hacer que así lo parezca, en las paredes de nuestros Colegios e Institutos.
Hasta es probable que hayamos tenido acceso a sus viviendas particulares. Y, en ese caso, habréis tenido ocasión de comprobar cómo al llegar estas fechas navideñas, esas misma familias han procedido a adornarlas con toda clase de motivos propios de la Navidad, incluidos, dicho sea de paso, preciosos Belenes con sus Reyes Magos, Portal, Estrella, San José, la Virgen, el Niño, y todos los correspondientes animalitos, plantas e incluso accidentes del terreno en el que se asientan.
Y digo yo, ..., si tanto les molesta que sus hijos puedan sentirse perturbados ante la visión de un simple crucifijo que, en la mayoría de los casos, ni siquiera tiene la figura de Jesucristo clavada en él, ¿¿¿ no deberían sentirse realmente preocupados ante el terrible trauma y devastador efecto que, en sus pequeños, puede provocar ver, a diario, y durante casi 20 días, al Niño Jesús, a su Padre en la tierra, San José, y a su madre, la Virgen María ???.
Voy un poquito más allá. Bien está que coloquen los diversos adornos característicos de estas Fiestas. Unas bombillitas y arbolitos, ningún daño causarán y, sin embargo, pueden quedar realmente bien en la casa.
Pero, por favor, sean ustedes un poquito más consecuentes ( me refiero a esas personas tan radicales y anticrucifijos, evidentemente ). Si ustedes no creen, no ya en la Iglesia, sino en Dios mismo, ..., ¿ qué sentido tiene la reconstrucción, es sus propias hogares, con todo lujo de detalles, del lugar y momento de la venida al mundo del hijo de ese Dios que, siempre según su respetable opinión, no existe ???. ¿¿¿ Por qué participan ustedes de esta, también en su opinión, auténtica farsa y/o pantomima ???.
Sería lo mismo que si yo, que no soy mahometano, al menos por el momento, me dedicase a solicitar la retirada de las Mezquitas y, sin embargo, llenase mi casa de la simbología propia de esa religión, por supuesto tan respetable como cualquier otra o, llegado el momento, participase activamente de las costumbres y formas que esos señores tienen a la hora de celebrar sus también respetables Fiestas religiosas.
O sea, que la Cruz hace daño a nuestros hijos, pero un Belén en nuestra propia vivienda no. El crucifijo en cuestión puede perturbarles, pero llevarles a, por ejemplo, la Cabalgata de esos Reyes Magos que, según la tradición cristiana, hace ya muchos años, se acercaron a Belén para ofrecer sus presentes al Niño Jesús, no hará que pierdan su estabilidad emocional y hasta el reparador sueño por las noches, ¿ a que no ?. Todo lo contrario, seguro que vuelven encantados.
También está claro que, aunque no creamos ni seamos cristianos, emplearemos ese día de Reyes, para colmar a nuestros queridos hijos de regalos. Quizá no permitamos que hagan la Primera Comunión, no sea que los estigmaticemos de por vida. Pero los regalitos de los Reyes Magos, ésos que no falten. ¿ Por qué compartir unas celebraciones cristianas y otras no ?. Ambas tiene connotaciones claramente religiosas. Pero claro, unas parece que nos convienen y las otras no.
Debemos ser más razonables y no buscar enfrentamientos en donde no los debe haber. La Cruz es mucho más que un símbolo religioso. Tiene muchísimos más, y muy variados, significados e interpretaciones ( el equilibro, la paz, ... ), y ninguno de ellos puede llegar a representar peligro alguno para nuestros hijos. Más bien al contrario.
Si fueran fusiles o bazokas los que adornaran las paredes de nuestros centros de estudio, estaría de acuerdo. Pero el hecho de tener delante un crucifijo, ni perturba ni puede molestar a nadie. A nadie medianamente razonable y consecuente. Me gustaría llegar a tener delante a algún niño que, por iniciativa propia, le haya ido a su padre con el cuento de que le está " sacando de sus casillas " el crucifijo que tiene delante, en su clase. Dudo que se haya producido tal situación. Lo dudo mucho. Serán más bien los padres, ésos que no tienen que soportar la dura prueba diaria que debe suponer para ellos el hecho de contemplar una cruz en la pared, los que se sientan agraviados. Seguro que así es. Pero claro, es más fácil utilizar a los menores como excusa a la hora de conseguir nuestro injusto objetivo.
Nuestros hijos tienen, por desgracia, a su alcance, un buen montón de cosas que sí pueden resultar, para ellos, infinitamente más perturbadoras y ciertamente contraproducentes para el desarrollo de su personalidad. Y muchas de ellas, se las proporcionamos nosotros mismos, sus padres, sin pensárnoslo dos veces. Otras las tienen en la calle, ésa en la que pasan más horas de las que debieran y además, en muchos casos, sin control alguno. Eso sí es realmente peligroso y preocupante. El crucifijo no. En absoluto.
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